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Nuestro manifiesto

Por un mundo libre de armas nucleares

El mundo se enfrenta a una situación de riesgo de guerra nuclear sin precedentes desde hace décadas. Las armas nucleares constituyen una amenaza existencial para la vida y el planeta, son el tipo de armamento más devastador, inhumano e indiscriminado jamás creado. El desarme nuclear es, más que nunca, urgente e inaplazable para garantizar la sostenibilidad de la vida.

En la actualidad, nueve países (Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido, Pakistán, India, Israel y Corea del Norte) poseen un total de 12.512 armas nucleares *, de las cuales Rusia y Estados Unidos acaparan más del 90 por ciento. Se calcula que más de 9.000 se encuentran en arsenales militares para posible uso y más de 2.000 están en estado de alerta, listas para ser utilizadas en cualquier momento.

En este contexto de amenaza global y permanente, lejos de desarmarse, las potencias nucleares optan por modernizar sus arsenales. Desde el inicio de la guerra en Ucrania, las reiteradas amenazas de uso de armas nucleares en el conflicto por parte de Rusia nos han colocado en un escenario impensable hasta no hace mucho. Asistimos a un intento de legitimar la escalada de la militarización y los sistemas de violencia que, en última instancia, y agravado por la crisis climática y los riesgos del uso militar de la inteligencia artificial, nos sitúan cada vez más cerca del abismo.

Las armas nucleares violan el derecho internacional, causan graves daños al medio ambiente, socavan la seguridad nacional y mundial y suponen el desvío de una cantidad ingente de recursos públicos que deberían destinarse a la satisfacción de las necesidades humanas y a avanzar hacia modelos de sociedad más justos, equitativos y respetuosos con el entorno. El uso de una sola de ellas sería devastador pero incluso sin ser detonadas, la mera existencia de las armas nucleares provoca impactos sobre la vida y el medio ambiente.

En 2017, la adopción del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN) marcó un hito en la lucha por la paz y el desarme y supuso un significativo paso adelante en el camino hacia su abolición total. El Tratado entró en vigor el 22 de enero de 2021. Con él, las armas nucleares son ahora también ilegales.

Pese a que 92 países han firmado el Tratado y 68 lo han ratificado, las potencias nucleares y los países miembros de la OTAN, incluida España, siguen sin reconocerlo, desoyendo a la gran mayoría de sus poblaciones.

Según una encuesta realizada por YouGov para la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN), ganadora del Premio Nobel de la Paz 2017 en reconocimiento a su destacado activismo en favor del TPAN, el 89% de la población española considera que el Gobierno debería sumarse al TPAN y el 78% cree que España debería estar entre los primeros Estados de la OTAN en adherirse.

Las entidades y organizaciones que integramos la Alianza por el Desarme Nuclear instamos al Gobierno de España a que escuche la voz de su ciudadanía y dé un paso al frente firmando el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares.

Asimismo, y mientras avance en el proceso de adhesión, le pedimos que ponga de manifiesto su voluntad de trabajar por el desarme nuclear asistiendo en calidad de Observador a la Conferencia de Estados Parte del TPAN.

Ignorar la oportunidad para la paz que se abre con el TPAN implica darle la espalda a todas las personas y comunidades que se han visto afectadas por las armas nucleares y en cuyas vidas, todavía hoy, persisten los efectos de los bombardeos atómicos y los ensayos nucleares.

Desde la Alianza por el Desarme Nuclear consideramos que la adhesión al TPAN supone un acto de valentía y de responsabilidad, compromiso y coherencia ante los enormes desafíos a los que nos enfrentamos como sociedad.

Datos actualizados según el SIPRI Yearbook 2023.