Esta publicación forma parte del lanzamiento de la campaña “10 Razones para firmar el TPAN”, que une a entidades de la sociedad civil a nivel estatal con el objetivo de que España se adhiera al Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN), que entró en vigor el 22 de enero de 2021
El 26 de septiembre es el Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares, declarado por Naciones Unidas tras una reunión sobre Desarme nuclear el 26 de septiembre de 2013, y que se celebra desde 2014. Pese a la importancia que tiene para el futuro de la humanidad la eliminación total de la amenaza nuclear, es una fecha poco conocida y menos reivindicada, por el escaso interés de los estados y el desconocimiento de la inmensa mayoría de la ciudadanía.
En 2017 ICAN (Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares) logró, tras una larga campaña, que la Asamblea General de Naciones Unidas votara el tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN) logrando el voto de 122 países. La prohibición entró en vigor el 22 de enero de 2021, tras ratificarla 50 países. Podríamos decir que desde ese momento los estados que tienen armas nucleares están fuera de la ley, violando el tratado; pero la comunidad internacional no tiene poder real para hacerlo cumplir y, si desde cada país no hacemos presión para que cada estado lo ratifique, acabará siendo papel mojado. Que estas armas no hayan sido prohibidas y eliminadas da buena cuenta de la degradación moral de la comunidad internacional y de lo urgente que es asumir como ciudadanía amenazada y rehén el liderazgo por nuestra supervivencia.
Ninguno de los países con armas nucleares ha firmado el tratado, ni los miembros de la OTAN. Se da la paradoja de que un tratado tan importante para nuestra seguridad y la seguridad mundial no haya sido firmado por ninguno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, todos ellos poseedores de armas nucleares.
España tampoco ha firmado el tratado pese a los contactos y esfuerzo de miembros de ICAN. ¿Les parecerá al gobierno y al parlamento razonable, justa y necesaria la amenaza nuclear para nuestra seguridad? Un gobierno y unos partidos que no hacen nada para abolir las armas nucleares no sólo nos exponen a ser víctimas, sino que están también justificando que estas armas de destrucción masiva puedan matar a cientos de miles o millones de personas inocentes. ¿Qué credibilidad pueden tener cuando nos dicen que condenan toda violencia, mientras dejan la puerta abierta al holocausto nuclear? ¿Podemos afirmar que hay valores, patrias o dioses por los que vale la pena el sacrificio de millones de inocentes?
Con el fin de animar al gobierno y concienciar a la ciudadanía, varias organizaciones como AIPAZ, WILPF-España y Centre Delàs han lanzado una campaña con el lema: “10 Razones para Firmar el TPAN”.
Se busca “Unir a entidades y organizaciones para sumar esfuerzos, reflexiones y análisis con el objetivo de lograr la adhesión del gobierno de España al Tratado de Prohibición de las Armas Nucleares”. La campaña comienza el 27 de septiembre, un día después del Día Internacional para Eliminación total de las Armas Nucleares, reflexionando especialmente sobre el impacto humanitario y la defensa de la vida que conllevaría tal eliminación. La campaña tendrá continuidad el día 22 de cada mes, con nuevas razones para firmar el TPAN, hasta el 22 de agosto.
En 2020 los estados nucleares gastaron más de 60.000 millones de euros en modernizar y hacer más letales sus arsenales nucleares. Esa inversión en seguridad humana hubiera producido un enorme bienestar a millones de personas y, a la vez, reducido el riesgo nuclear. De las más de 13.000 bombas nucleares existentes, 2.000 están en constante alerta, preparadas para ser lanzadas. Los modernos cohetes hacen que cada vez sea menor el tiempo de respuesta a un hipotético ataque, por lo que aumenta el riesgo de un error humano, una mala percepción o un accidente. Las noticias y rumores, tras las últimas elecciones en EE.UU, sobre la salud mental de Trump y su relación con el maletín nuclear, no debemos tomárnoslas como una anécdota sino como una señal de alarma, una muestra de nuestra fragilidad y un serio aviso como humanidad.
Nuestro despertar al chantaje nuclear y la lógica militar debe llevarnos a un nuevo paradigma de cooperación internacional, de confianza y apoyo mutuo entre los pueblos, para hacer frente a los retos globales de la emergencia climática, las migraciones, el hambre y las escandalosas desigualdades que alimentan los conflictos.
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