Un nuevo informe de PAX e ICAN cifra en 109 los bancos, fondos de pensiones y otras instituciones en todo el mundo con políticas que restringen activamente las inversiones en empresas productoras de armas nucleares.
El informe “Moving Away from Mass Destruction”, publicado recientemente por ICAN y PAX, muestra que la comunidad financiera internacional rechaza cada vez más las armas nucleares. La investigación analiza las políticas de 109 bancos, fondos de pensiones, compañías de seguros y gestores de activos en todo el mundo que limitan o excluyen por completo cualquier compromiso financiero con empresas que participan en el desarrollo, producción, ensayo, mantenimiento y almacenamiento de armas nucleares.
El número de instituciones financieras que figuran en la publicación ha crecido de manera constante pasando de 35 instituciones, cuando se realizó el análisis por primera vez en 2014, a las 109 de la actualidad, incremento que demuestra el estigma que pesa sobre este tipo de armamento de destrucción masiva y cómo lleva a instituciones del sector financiero a adoptar políticas en su contra. El mayor aumento de estas políticas, de 77 a más de 100, se produjo tras la entrada en vigor del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares en 2021, de hecho, muchas de estas instituciones hacen referencia en sus políticas al TPAN.
Además del aumento del número de políticas identificadas, la aplicación de las mismas es cada vez más exhaustiva. Los inversores no sólo evitan la industria de las armas nucleares sino que se aseguran de no exponerse en modo alguno. Según Susi Snyder, coordinadora de programas de ICAN y una de las autoras del informe, “invertir en armas nucleares es controvertido. Ya sea por los impactos negativos de la industria sobre los derechos humanos, el impacto sobre el medio ambiente o por su naturaleza indiscriminada e inhumana, las armas nucleares son un problema y nadie debería invertir en esta industria con impunidad”.
Por su parte, Alejandra Muñoz, del Proyecto No Nukes de PAX y autora principal, considera que “el creciente número de instituciones financieras que figuran en el informe es un acontecimiento bienvenido. Un fuerte compromiso del sector financiero puede proporcionar un mecanismo resilience para disminuir la legitimidad de las armas nucleares y crear el entorno para su reducción y eventual eliminación”.
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“Moving Away From Mass Destruction” incluye instituciones financieras de Aotearoa/Nueva Zelandia, Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Japón, Malasia, México, Noruega, España, Suecia, Suiza, Países Bajos, Reino Unido y Estados Unidos.
Algunas de las políticas de las instituciones financieras de estos países son muy generales, excluyendo a cualquier empresa involucrada con cualquier tipo de arma controvertida. En cambio, otros adoptan específicamente un enfoque de “tolerancia cero” hacia las armas nucleares.
Siguiendo esta línea el informe clasifica a las 109 instituciones financieras en dos categorías: Hall of Fame (Hall de la Fama) y Runners-Up (Finalistas). Las 55 incluidas en el Hall de la Fama tienen políticas que excluyen completamente cualquier tipo de relación financiera con productores de armas nucleares. Las otras 54 instituciones que son calificadas como Finalistas aún tienen margen de mejora. Si bien han tomado medidas para restringir este tipo de inversiones, en sus políticas todavía hay una o algunas lagunas que permiten excepciones, aunque todas expresan un acuerdo generalizado en que la participación en la producción de armas nucleares es un asunto controvertido. Este último es el caso de las españolas BBVA y CaixaBank, incluidas en el informe como instituciones que cuentan con políticas públicas relativas a las armas nucleares pero que todavía mantienen operaciones de inversión con productores de estas armas.