El pasado miércoles 10 de abril activistas de la campaña Banca Armada participaron en la Junta de Accionistas del Banco Sabadell, celebrada en su sede de Alicante, con una intervención en representación de ocho accionistas críticos que habían delegado un total del 84.749 acciones, en la que denunciaron los vínculos del banco con empresas fabricantes de armas nucleares. La del Sabadell ha sido la última acción de la campaña que, previamente, ya intervino en las juntas del BBVA, Santander y CaixaBank.
El investigador del Centre Delàs d’Estudis per la Pau, David Montesinos, recordó a los accionistas que las armas nucleares están prohibidas desde hace tres años por el TPAN, un tratado que «también prohíbe que se asista o se ayude de cualquier forma para que esta producción y distribución se produzca».
Montesinos basó su denuncia en los datos del último informe de la campaña «Don’t Bank on the Bomb». En los últimos años, el Banco Sabadell ha financiado a varias empresas de producción y desarrollo de armas nucleares, en las que figuran Airbus, General Dynamics, AECOM o Raytheon. A esta lista se ha sumado en el último año Peraton Inc., una empresa estadounidense que recibió más de 9 millones en bonos en 2023.
«Esta empresa financia, junto a otras bien conocidas como Honeywell International, el Sandia National Laboratory, un laboratorio especializado en la investigación y desarrollo de tecnología y armamento nuclear donde se producen y modernizan cabezas nucleares y bombas de distintos tipos (por ejemplo misiles Trident II D5, cabezas nucleares W88, W87, W80…) y se adaptan para su uso en misiles y submarinos», detalló.
El activista e investigador aprovechó su intervención para recordar que en la actualidad «con todas las armas nucleares existentes se podría destruir toda la vida en el planeta». Además, recalcó ante la junta que este tipo de armamento «no se podría fabricar sin la ayuda de entidades financieras como la suya. Por lo tanto, su papel es clave, junto al de gobiernos y otros actores, en habernos llevado hacia una situación de extremos peligro: la amenaza nuclear planetaria».