La noticia de que Rusia ha disparado un misil balístico intercontinental (ICBM) sobre la ciudad ucraniana de Dnipro, confirmada por Putin este jueves, en respuesta al uso de armas de largo alcance estadounidenses y británicas por parte de Ucrania sobre territorio ruso, nos coloca ante una situación preocupante que puede dar lugar a una escalada aún mayor y que evidencia los riesgos a los que nos enfrentamos en un mundo armado con armas nucleares.
Hechos como el acontecido ponen de relieve por qué no podemos confiar en la moderación o la compresión de los dirigentes actúale en situaciones de gran tensión en las que los errores de cálculo o las malas interpretaciones pueden tener consecuencias catastróficas. Es un duro recordatorio de los riesgos inherentes al mantenimiento de arsenales nucleares, especialmente durante un conflicto armado.
La nueva doctrina rusa sobre armamento nuclear
La actualización de la doctrina nuclear rusa baja el umbral para el uso de armas nucleares y llega en un momento en que el riesgo de escalada, incluida la guerra nuclear, ya es alto. El aumento de las circunstancias en las que podrían utilizarse las armas nucleares pone de relieve la peligrosa naturaleza de las amenazas nucleares como herramienta de coerción.
El uso de cualquier arma nuclear, incluso las denominadas «tácticas» o «no estratégicas», tendría consecuencias humanitarias devastadoras. Las armas nucleares tácticas son más potentes que las bombas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki, que ya mataron a 200.000 personas en pocas semanas y a muchas más desde entonces. Además, es probable que cualquier uso de armas nucleares desemboque rápidamente en una guerra nuclear, independientemente del tamaño del arma nuclear inicial.
Restarle importancia a la retórica nuclear de Putin o asumir que estas amenazas son un farol, en lugar de reconocer los riesgos de un error de cálculo o una escalada deliberada, normaliza el chantaje nuclear, allanando el camino para que otros actores utilicen el miedo como arma en pos de sus agendas.
La debacle de la disuasión nuclear
La actualización de la doctrina nuclear rusa demuestra, una vez más, que la disuasión nuclear nunca ha tenido que ver con la defensa; se trata de aprovechar el miedo para intimidar al mundo y blindar las desiguales estructuras de poder existentes.
Algunos argumentan que estas amenazas «no son creíbles», ya que la Federación Rusa ha hecho declaraciones similares en los últimos meses. La verdad es que únicamente Putin decide si Rusia utilizaría armas nucleares, cuándo y dónde. Creer en la disuasión nuclear significa esencialmente que simplemente confiamos en que Putin no utilizará armas nucleares en el curso de este conflicto. No hay nada que justifique esa confianza.
Debatir la credibilidad de la amenaza es una distracción del riesgo muy real que suponen las armas nucleares. La invasión rusa de Ucrania -que incluyó masacres de civiles y destrucción generalizada- demuestra la voluntad de Putin de violar las normas internacionales. Si ni siquiera una historia tan violenta hace creíble la disuasión, entonces la disuasión nuclear no es más que un concepto abstracto que no funciona realmente en la práctica.
El TPAN: una solución creíble a un riesgo inherente
El Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN) rechaza directamente la disuasión nuclear por peligrosa, ineficaz y moralmente inaceptable.
Al estigmatizar y deslegitimar las armas nucleares, el TPAN proporciona una vía clara para eliminar los riesgos de guerra nuclear y romper el ciclo del miedo y el chantaje. Las amenazas nucleares deben ser condenadas inequívocamente por todos los gobiernos, las organizaciones internacionales y la sociedad civil. El silencio o la ambivalencia corren el riesgo de normalizar este comportamiento temerario.
Putin debe ser aislado políticamente por sus amenazas nucleares. La comunidad mundial debe dejar claro que el chantaje nuclear no tiene cabida en las relaciones internacionales.
El creciente apoyo al TPAN en todo el mundo demuestra que cada vez más gobiernos y personas rechazan los mitos de la disuasión y apuestan por una seguridad verdadera, basada en la cooperación y no en la aniquilación.